Saturday, February 18, 2006

De la impunidad a la arbitrariedad En efecto, pocos episodios tan viciosos y grotescos como el protagonizado por el gobierno perredista, que amaga con la clausura y la revocación de la licencia de operación del hotel María Isabel Sheraton, ante la desesperación de hacer algo ante la opinión pública para mitigar el escándalo de la expulsión de los 16 huéspedes cubanos. Y en vista de que no se quiere confrontar directamente la orden de Washington de llevar el bloqueo a Cuba al Paseo de la Reforma de México —para no exponer a Amlo a un mayor recelo norteamericano— se manda sacar el expediente de ilegalidades hasta ese momento mantenidas en la impunidad, y se apela a la arbitrariedad de plantear una clausura, como bien caricaturizó ayer la cabeza de Crónica, por no contar en sus restaurantes con menús en sistema Braille. La capacidad de asombro puede desbordarse ante el informe de los inspectores enviados para buscarle una salida a la crisis de los huéspedes cubanos, según el cual descubrieron, más de 40 años después de construido, que su licencia de funcionamiento ampara un inmueble de 69 mil 144.28 metros cuadrados, y en realidad el hotel tiene una superficie de 72 mil 397.38 metros cuadrados de construcción. Es decir, casi tres mil metros mayor. Para no hablar de que los inspectores encontraron además que en el lugar operan dos bares sin licencia, y que el establecimiento sólo cuenta con 525 cajones de estacionamiento cuando, con base en el programa delegacional de desarrollo urbano, debiera contar con mil 448. Nada de lo cual se hubiera sabido, ni sancionado, sin la crisis de los huéspedes de la isla.:shocked:

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